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El doble filo del Teletrabajo

 

 

Vamos camino de 7 meses de pandemia y las diferentes consecuencias que nos han invadido (Confinamientos, brotes, escaladas, rebrotes, desescaladas, etc) han obligado a las empresas a adaptar sus procedimientos de trabajo, tomando excepcional protagonismo la adaptación de las plantillas al teletrabajo.

 

El teletrabajo beneficia a la empresa y al trabajador. La empresa reduce costes, organiza su trabajo en búsqueda objetivos, … El colaborador también reduce costes, optimiza su tiempo sin pérdida en los desplazamientos a los lugares de trabajo y además puede combinarlo con las obligaciones domésticas (lo que no siempre es una ventaja) y disfruta de una flexibilidad que (no siempre se cumple) permite mayor disfrute de tiempo con la familia.

 

Hasta el planeta se beneficia de la reducción del tráfico, reduciendo niveles de contaminación tanto atmosférica como acústica.

 

En teoría tanto emplead@s como empleador@s deberían ganar con el teletrabajo ya que bajo las premisas anteriores se reducen los controles de presencialidad, se evitan las pérdidas de tiempo tanto en los centros de trabajo como fuera de ellos y por ese y otros motivos, se incrementa la productividad ya que l@s trabajador@s son más felices y están más motivados y orientados al logro.

 

En el sector comercial, por ejemplo, el de la visita médica, el teletrabajo pasa a otra dimensión todavía más retadora ya que no es tan sencillo como seguir las instrucciones de la empresa y haciéndolo bien ya cumples con el objetivo, ¡no!

 

El visitador médico (sirve para cualquier agente comercial) no tiene oficina física, el puesto de trabajo es móvil, por lo que la excelencia en su trabajo no solo se basa en seguir con la carga de trabajo que antes tenía en la oficina, pero ahora resolviéndola en casa, como puede hacer un empleado de un departamento administrativo, médico, marketing, fiscal, ….

 

Nosotros debemos actuar, comunicar, interactuar y resolver todo tipo de cuestiones concernientes a nuestros clientes respecto de su relación con nuestras compañías por lo que el teletrabajo, no completa al 100% la demanda de nuestra actividad, de ahí que se contempla con esperanza de éxito la implantación de la visita comercial híbrida, entregando a cada cliente nuestra presencialidad en la vía que más se adecúe a las circunstancias de cada uno de ellos.

 

Nuestras empresas, se están esforzando en dotarnos de las mejores formaciones que puedan lograr que nuestra integración a la visita híbrida sea exitosa, pero hay que reconocer que ninguno de los cientos o miles de formadores, consultores, etc.… Tiene todavía la fórmula perfecta para alcanzar el objetivo, al igual que para nosotros y nuestras empresas esto es algo nuevo, para ellos también lo es.

 

Afortunadamente, ninguno de los que estamos protagonizando este cambio lo habíamos vivido anteriormente ni en parecidas circunstancias.

 

Desde el punto de vista del escenario descrito, un buen compañero mío, reconocido por ser un abnegado e incansable trabajador (siempre con excelentes resultados) pero de aquellos con los que es difícil a veces entenderse por la extrema polarización de sus opiniones, me dice hace unos días:

-Miguel, el teletrabajo es “una fábrica de vagos”

 

Y la verdad, habiendo buscado y leído muchas opiniones como la suya, no le quise quitar la razón, aunque no la tiene del todo, por lo que voy a matizar su pensamiento, completándolo con el mío.

 

Para mí, el teletrabajo más que una fábrica de vagos es un (que me perdone la RAE) enfatizador de voluntades.

 

Me explico, aquell@s que antes de ser invadid@s por los rigores del teletrabajo, eran personas motivadas, orientadas al logro, con ansias de aporte a la colectividad, en búsqueda de la excelencia en todas sus acciones, dispuestas a aprender cada día y también a colaborar en todo proyecto, el teletrabajo ha acentuado su forma de ser y trabajar y se encuentran muy a gusto con este nuevo estilo laboral, buscan nuevas soluciones y paralelamente a las actividades de sus compañías persiguen que el modelo se implante con el mayor de los éxitos.

 

Por otro lado, aquell@s que antes de la llegada del teletrabajo tenían poca motivación por cumplir bien con sus funciones, no encontraban apetecible ninguna de las acciones laborales que les proponían y que tomaban su trabajo únicamente como una fuente de ingreso, siendo la procrastinación su principal objetivo diario, obviamente, la nueva forma de trabajar lo único que ha hecho es agudizar esa conducta.

 

 

Supongo que también habrá casos que se cruzarán en ambos conceptos, antes eran activos y ahora no lo son y viceversa, pero, en resumen, el teletrabajo no es una fábrica de vagos es un enfatizador de voluntades y quizás también pueda resultar un buen indicador para medir el desempeño.

 

Por supuesto, mi opinión no afecta solo a la base de la pirámide, ya que no solo los visitadores médicos (vendedores en general) somos los que enfatizamos nuestras voluntades con el teletrabajo, esto también afecta a las escalas superiores… El hecho de tener un cargo de más responsabilidad no te exime de formar parte de uno u otro grupo.

 

Como resumen de todo esto y en el panorama en el que nos encontramos con empresas ejecutando ERE’s otras anunciándolo y otras directamente desapareciendo, solo se me ocurre parafrasear a Kennedy y que todos internamente lo hagamos, reflexionando sobre esto…

“No preguntes lo que tu empresa puede hacer por ti; pregunta lo que tú puedes hacer por tu empresa”

 

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